La intencionalidad de mis mentores en mi época de estudiante de escuela primaria no rebasaba la memorización como sinónimo de aprendizaje. Si hubiera ejercido una profesión distinta de la educación seguramente esta reflexión hubiera pasado desapercibida o sería mínima. Sin embargo, a partir de la lectura de varios teóricos, historiadores, reflexiones sobre cómo se aprende, la reforma educativa, el curso mismo sobre la enseñanza de la historia me han llevado a encontrar otros referentes, perspectivas e intencionalidades sobre la asignatura de historia.
La historia, los personajes, las situaciones poseen distintas dimensiones de forma y fondo susceptibles de estudio, reflexión, análisis y comprensión que complementaran en gran medida la fecha, el acontecimiento y el lugar que hasta entonces había sido inmutable del nicho de bronce en el cual se dibujaba.
Esas dimensiones que se encuentran en las narración es de los abuelos, bisabuelos, canciones, corridos, arquitectura, museos, artes plásticas, novelas, bibliografía diversa, objetos, etc., en ocasiones poco exploradas, tienen reservadas emociones, sorpresas, reflexiones y posturas que, sin duda, provocarán un aprendizaje útil para la vida del individuo. Museo Nacional
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